Hace años el movimiento homosexual escribió los relatos de su emancipación. Describió las múltiples formas de represión y hostigamiento. Describió las múltiples formas de represión y hostigamiento, denunció el terror, cuestionó la medicina y la psiquiatría; luchó contra la norma y pugnó por una sociedad abierta . Salió de los bajos fondos y se integró a los nuevos movimientos sociales. Sus banderas fueron la tolerancia y la libertad.
A veces fue político, a veces espectacular y muchas mas un movimiento cotidiano, a ras de tierra. Pero nunca perdió de vista el aquí y el ahora. La utopía estaba en el presente. A veces parecía un partido, otras una comunidad y muchas un grupo de presión. También se sintió parte de la nueva izquierda: luchó por la liberación y por el socialismo.
Hoy no sabe sino repetirse. Su trasgresión se volvió retórica. No ha podido asimilar ni su fracaso político ni su éxito social. Se aferra desesperadamente al pasado como fórmula de supervivencia. Todavía quiere liberarnos, todavía lucha obsesionado contra el poder. Pero es incapaz de pensar, siquiera un momento, que todo ya pasó. ¿la Liberación ya se realizó! ¡La revolución ganó: vivimos en la posliberación!
La crítica se ha vuelto un cliché, una retórica sin imaginación y sin agonistas.
La teoría debe cambiar. La crítica vieja es inútil, no sabe cómo enfrentarse a los nuevos tiempos. De eso trata este libro.