Roberto González Villareal

Políticas y procesos Educativo institucionales

Es difícil recordar en la historia mexicana reciente que las hipótesis de grupos radicales tuvieran recepción masiva. Los hashtags #Fue el Estado, #Que se vayan todos y #YaMeCansé, son enunciados de una multitud irreductible a las estratagemas de los gobernantes y los personeros del régimen. #YaMeCansé es un acontecimiento expresivo. La multitud se expresa en primera persona y desde ahí se reconoce; ya no encuentra solución a la masacre y desapariciones de Ayotzinapa en el marco del régimen político de la alternancia, identificado como criminal. Una novedad histórica y política, que tiene sus bloqueos en la composición de una protesta que se vertebra a partir de redes corporativas y emocionales, pero que se dinamiza y se profundiza con la intervención de las singularidades que se reconocen en la crítica común, pero desde la diferencia. Esa tensión entre las formas corporativas y las formas de la multitud bloquea la fuga política que se expresa en los hashtags del movimiento de los 43. Pero hay algo más. Ayotzinapa es un límite. Es una frontera infranqueable, una barrera en la que se disuelven todas las estrategias todas las políticas, toda la retórica. No hay continuidad, no hay soluciones, todo termina en una pregunta: ¿dónde están los 43? Y no hay respuestas creíbles, solo la cansina narrativa de las cenizas dispersas en un río, los pequeños restos que tardarán meses o años en encontrar cuerpo e identidad, la repetición incansable del mismo discurso, las mismas reacciones, los mismos desprecios frente a una protesta que parece inmarcesible, que no se agota, que no se cansa, pero que también reproduce los saberes y las prácticas opositoras, que se encapsula, que se remeda a sí misma, una y otra vez. De ahí el límite, de ahí el desafío. Ayotzinapa forma uno de esos paréntesis que parecen interrogar a la historia, al presente y a nosotros mismos. Es un acontecimiento, una raya que se desvía, una bifurcación, política, simbólica y subjetiva. ¿Por qué?